Cap18 - ERMITAS I

La arquitectura religiosa es otra tipología de edificios donde la arquitectura popular manchega ha dejado su impronta, fruto del contexto del lugar donde fueron edificadas. Para compartir en el blog un ejemplo de estos edificios seguimos en la misma calle Estación del capítulo anterior (Cap17. Ventas y Posadas I); nos trasladamos a la Ermita de San Isidro de Daimiel.

Para adivinar porqué se construyó esta ermita bajo las directrices de la arquitectura popular manchega es necesario trasladarse al Daimiel del siglo XVII en ese mismo lugar.

Actualmente dicha ermita se encuentra jalonada por un parque, las vías del ferrocarril, la estación de tren, los restos del primer polígono industrial de Daimiel del siglo XIX y la secuencia urbanística en la que derivó todo ello hasta la actualidad.

Ese mismo lugar en el siglo XVII se encontraba alejado del núcleo urbano y en el se asentaban gran cantidad de huertas y campesinos que ante la distancia de las parroquias del municipio decidieron construir una ermita bajo la advocación de San Isidro.

En este contexto, o similar, surgen capillas y pequeñas ermitas en los campos manchegos empleando para ello materiales del entorno con los que construir pequeñas ermitas con muros de tapial, cubiertas a dos aguas de teja árabe, nave única o planta de cruz latina; así como bóvedas y cúpulas de extrema sencillez.

Buen ejemplo de ello es esta pequeña ermita daimieleña bien conservada, pese a elementos externos como acerados y edificaciones contiguas que descontextualizan la edificación; sin hablar de los cableados y señales viales que menosprecian el valor de esta pequeña ermita.

Punto y aparte merece, pese a su buena conservación aparente, el empleo del cemento y la pintura plástica como "la solución a las humedades y ejemplo de modernidad" (ejem, ejem) que contrariamente al pensamiento general produce las inevitables manchas de humedad cada vez a mayor altura que únicamente pueden disimularse con un repintado y parcheado casi anual.