Poco hemos hablado del azuelete o añil como nota de color entre el blanco característico de las construcciones manchegas. Entre las diversas interpretaciones del empleo de este color, que se debaten entre lo místico y lo práctico, bien es cierto que actualmente su uso es puramente estético derivado de una tradición en muchas ocasiones exagerada. Pero, qué sería de La Mancha sin la cal y sus colores tan característicos como: añil, almagre, verde y ocres. Mucho nos queda por hablar del color en estas páginas.
La Ermita de San José en Puerto Lápice es uno de esos rincones donde la frescura de la cal y la tradición del añil se funden en armonía. Esta pequeña ermita se enmarca en una parcela que recuerda a los amplios corralones donde no falta pozo ni abrevadero. No en vano en este recinto se situaba el primitivo cementerio de la localidad. De hecho no es hasta los años 70 del pasado siglo XX cuando se transforma en la actual Ermita dedicada a San José.
Pequeños rincones, que desde la armonía del conjunto, dan color y carácter a La Mancha.
Ermita de San José, Puerto Lápice
Septiembre de 2.014
Fuente: Alto Guadiana Mancha
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