En los días más calurosos del verano de 2016 me adentré por tierras de La Mancha para "rehabitar el paisaje", buena forma de seguir apostando por nuestra arquitectura tradicional. Dos días para escuchar, aprender, conocer in situ, poner en común y disfrutar de una tradición constructiva de gran valor. Y sobre todo la parte humana del curso, que lo hizo mucho más divertido y provechoso (saludos cordiales desde estas líneas si se topan con este post).
La parte práctica del curso nos llevó desde construir un tapial calicostrado hasta visitar distintos ejemplos de construcciones en tierra por los caminos polvorientos de Tomelloso; entre ellas la "Casa de los Palomares".
Casa de los Palomares, Tomelloso |
La Casa de los Palomares se alza entre la llanura como un conjunto de quinterías con corrales exteriores y dos imponentes torres en las esquinas del cerramiento. Ya conocemos las unidades básicas de la arquitectura tradicional manchega, las quinterías, de una gran sencillez y humildad. Unas unidades básicas que cobran entidad con un cerramiento que las engloba para crear amplios espacios cerrados sin cubrir y sendas torres, que pese a su uso como palomar, dan la fuerza y casi carácter defensivo a un conjunto construido en tapial con indudable carácter agrícola, ganadero y de la colombicultura.
Corral con sendas torres en las esquinas del cerramiento |
Descifrando el tapial desgastado del cerramiento se adivinan los cajones de tapial, las tongadas de cada cajón y hasta algunas agujas. Observando el tapial de sus torres desde su interior descubrimos el encintado de las juntas de los cajones de tapial. Un encintado ya casi perdido en el exterior que da un carácter almohadillado al tapial fruto del desgaste y falta de mantenimiento. Los muros se refuerzan en zócalo y esquinas mediante mampostería y un doble alero superior de bocateja da salida al agua de la cubierta. Y la cubierta a cuatro aguas nos sigue sorprendiendo con el tirante cruzado, pendolón y pares en esquinas atados por cuadrales y aguilones; toda una lección de carpintería sencilla. Hasta los nidales de las palomas tienen su aspecto curioso con un ladrillo de barro cocido marcado con 3 dedos en una de sus caras.
Tapial de cerramiento (izqda.), tapial almohadillado por desgaste (centro) y tapial encintado (dcha.) |
Cubierta a cuatro aguas torre Oeste |
Cubierta cuatro aguas torre Este |
Nada escapa a los ojos del conglomerado multidisplinar que nos dimos cita en la Casa de los Palomares observando con pesimismo como este es un buen ejemplo de la tradición constructiva en La Mancha que se nos diluye. Iniciativas como SOStierra o REStapia, cuyos algunos de sus principales impulsores se encontraban en la visita, parecen atisbarse como estrategias interesantes para documentar, investigar restaurar y abordar el futuro del rico patrimonio en tierra apisonada de la península ibérica. Todos llegamos a la conclusión que La Mancha, ya sea en construcciones defensivas o construcciones populares, tiene mucho que decir sobre estos sistemas constructivos.
Nidales de ladrillo (izqda.), esquina torre exterior (centro) y esquina torre interior (dcha.) |
Y nada escapaba tampoco a los ojos de Antonio López Torres, gran pintor tomellosero que supo retratar de manera inigualable la atmósfera de La Mancha en sus obras. Su sencillez y humildad tanto como pintor como persona bien se refleja en la arquitectura y el paisaje que le rodeaba.
La parte teórica del curso nos llevó a analizar su obra como referente del paisaje manchego, disfrutar de su lienzos en su impresionante museo y la casualidad (o causalidad) nos guió a conocer "in situ" uno de los lugares que tomó como fuente de inspiración. De uno de sus óleos realizado en las proximidades de Tomelloso se atisba en el horizonte dos torres simétricas encaladas enmarcadas en un conjunto de quinterías y cerramientos encalados. Un óleo sobre tabla inacabado que se confunde con el color terreo del propio tapial y que marca la evolución del paisaje y su arquitectura. (Antonio López Torres. Años 80 Óleo-Tabla 80 X 100 cm Niños en el campo)
Antonio López Torres. Años 80 Óleo-Tabla 80 X 100 cm Niños en el campo |
Las torres de López Torres; nexo de unión del paisaje de la llanura manchega, su gente, su arquitectura tradicional y la mirada a través de la pintura de una de las personas que mejor conocía esa atmósfera.
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